Por Salvador Arias Olalde
En serio, ¿cómo le haces? Aún recuerdo la extrañeza y las miradas inquisitorias,
de todas las personas incrédulas, como si estuvieran viendo a un tipo de lo más raro,
anacrónico, pasado de moda, antisocial, perdido en una era de frenesí
tecnológico, donde lo “ in” es estar sin estar, aparentar poner atención pero, en realidad no poner la más mínima, por
estar enganchado al pinche aparatejo que consume tu tiempo y tu atención como
si todo tu ser no pudiera resistirse a la tentación de atenderlo. Éstas expresiones después de la pregunta del profesor: -¿Quién no tiene celular?- Y San Salvador levanta la mano. Heme ahí en el salón, desnudo, salido de alguna novela del siglo
pasado, venido de tierras lejanas, primitivas y
olvidadas; desdeñado, peor que un vagabundo
hediondo ¡Ja¡ Si residiera en Escandinavia o en algún país asiduo
buscador de minerales necesarios para la fabricación de esos artefactos, quizá ya me hubiera buscado uno, pero no… Dicen que son inteligentes,
multifuncionales, baratos, caros, multiusos creo que los últimos móviles inteligentes multifacéticos, como los Triphone X9ooo trilingueaction
plus 35000 basic prototipe ya hacen la cena , limpian la casa,
le dan de comer al perro, sacan a pasear a la abuela o al revés depende que tan
buen programador seas, y todo al mismo tiempo, aparte claro de lo básico que es recibir
llamadas y, originarlas, por supuesto. Pues aquello fue su primordial función.
Heme aquí, un survivor,
un sobreviviente. Al principio tenía mis argumentos; cuando trabajaba en el IFE tuve que portarlo voluntariamente a fuerza pero, una vez que valió papilla de guayaba, no compré
otro y así fueron pasando los días, las horas, las semanas, los meses. “-Ya
cómprate uno, Chabocho están baratos, en la tienda del abrazo, beso, beso, abrazo (OXXO) hay de 200 pesos-“, o me los regalaban, a lo cual yo, amablemente, declinaba la
invitación. En otra ocasión en un concierto, el de Jesse and Joy -¿Quién es quién?, dirían por ahí, la chava es Joy o ¿al revés?-
un compa me pidió sacar una foto con sus músicos: ¡Santa cachucha! Hagan de
cuenta que me estaban dando a manipular el artefacto más complejo del universo.
Y todo era un click. Pues, bien, fui la carrilla porque tomé el celular al revés. -¡Sentido
común!-, dirían unos; bobo (me quede corto ya
sé) dirían otros. El caso es que no
tendría caso comentar que reprobé foto blanco y
negro con Loreto, -legendario
profesor de la Universidad, “súbele magenta, bájale amarillo” ¡cómo olvidarlo!-.
De los primeros argumentos <<no me gusta que me anden localizando>> En cierto sentido era verdad; después de ver a gente todo el día, a
muchísima gente, lo último que querías era que te hablaran. Ahora, algo que no entiendo, es, ¿Para qué la gente tiene celular si muchas veces, o la mayoría no
tienen crédito, no pueden hacer llamadas, su servicio es pésimo, siempre se
quejan de lo mal que es la señal, de lo caro que son los planes? En fin, obviamente es una necesidad
creada. Quizá lo interesante se funda en la resistencia ante la necesidad creada, lo que algunos piensan bajo la etiqueta de
radicalización. ¿Y te hace mejor ser humano tener el
último gadget? ¿Te representa? ¿O sea, no es lo mismo tener uno de 100 varos,
que el triphone ultraplus nano de 10000000 euros no? Es, también, obviamente,
una herramienta, y como tal debe ser utilizada como mejor convenga a cada uno
de nosotros y para los fines que considere necesarios. Puede ser tan útil como
dañino. Lo que más me llama la atención: para ser, para encajar, para no ser
rechazado, para estar en una burbuja de congruencia, para pertenecer, para
obtener un sentido de comunión artificial, tienes que adoptar prácticas consecuentes con la mayoría, que
tienen este rayo inmaculado de consenso pero en realidad son artífices de lo
homogéneo con tintes de diversidad: Todo lo mismo y diferente pero igual, al fin y al
cabo. ¿Estás mejor comunicado con un celular? ¿En realidad les dices a las personas lo
que sientes por medio de este aparato? Al
parecer, en lugar de acercarnos nos estamos
alejando. Por fortuna o desgracia existe el Facebook y el Twitter, pero esa, esa es otra
historia...
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