20 de marzo de 2012

Lazos mecánicos



Por Fernando Gomez-Gil

Hay veces en la vida, en que podemos encontrar tantas similitudes entre varias cosas que naturalmente parecen opuestas, pero cuando uno se detiene a verlas, pueden ser tan parecidas que no se podría creer tal similitud.

En la vida hay dos cosas que a los hombres en particular nos llaman la atención: una de ellas y la principal creo yo, es la atracción por el sexo opuesto y, la otra, es aquella carrocería llamada automóvil. Cuando un hombre busca comprar un coche por lo regular observa cuáles son los modelos que existen en el mercado, si lo quiere ‘usado’ o ‘de agencia’, coche o camioneta y, también se interesa, por los colores en los que existe el modelo. Una vez que hemos reducido nuestro rango de modelos a elegir, ya sea en una agencia o en un lote de autos,  uno, como comprador, da varias vueltas, o si no, las necesarias para poder llegar a una correcta elección del modelo deseado. Esta elección es definitiva cuando uno decide embarcarse en la adquisición de esta unidad.

Esto mismo sucede con las mujeres, después de tanto merodear los lugares en los que podemos encontrar a una damisela, doncella o señorita la cual nos llame en exceso la atención, hacemos un estudio minucioso de las cualidades y virtudes que este modelito, bastante atractivo, puede ofrecernos a corto, mediano o largo plazo, de un buen rendimiento en relación con un bajo costo en el servicio de mantenimiento del cariño.

Hasta que decidimos por fin acercarnos a ver a esta dama, para así poder empezar a hacer las respectivas pruebas que nos permitirán tomar la decisión correcta. Una vez adquirido el compromiso con cualquiera de las dos unidades -tanto femenina, como automotriz- no podemos dejar de resaltar los especiales cuidados que en un principio se tienen, ya que de ninguna manera se permite que nadie las toque o las maneje. Siempre procuramos tratarlas de la mejor manera posible y de ningún modo permitimos que en algún momento, algo les comience a sonar o a fallar. Tantos son los cuidados que en vez de un gusto es casi un comportamiento casi obsesivo con los cuidados al respecto.

Al pasar de los años, como en cualquier relación o vínculo, empiezan a existir detalles en el funcionamiento, pero es deber de cada usuario el dar los mantenimientos respectivos y seguir con los cuidados necesarios para continuar con el óptimo desempeño de las funciones del mecanismo en cuestión.  Y es, de esta manera, como puede llegar a resistir durante muchos años esta sinergia.

Pero como en toda relación o vínculo, llegamos a un punto donde empiezan a surgir las dudas sobre el buen funcionamiento de las cosas, es ahí donde topamos con una de las encrucijadas de la vida, tenemos la opción de desechar o remplazar la unidad o relación, o podemos llevar a cabo una serie de modificaciones, de manera que, el vínculo entre los dos seres, continúe. En este punto es cuando tomamos la sabia decisión de que a nuestro auto lo conservaremos por el resto de nuestras vidas, lo cuidaremos e incluso realizaremos mantenimiento profundo a todas y cada una de las partes, para así llegar a adquirir un compromiso eterno en el que la fidelidad y el amor se encuentren presentes.

Como al principio de la relación, no permitirás que nada ni nadie toque y, muchísimo menos permitirás que nadie más maneje, es así como decides que este primer y único amor te acompañará por el resto de tu vida, estableciendo un lazo que jamás podrá romperse y ninguna fuerza existente podrá hacer que la dejes de ver como aquella primera vez en la que supiste que era la opción ideal.

Es de esta manera como se llega a los clásicos, los amores que son para toda la vida y aquel coche que fue para toda la vida. De cualquiera de las dos formas nos damos cuenta que el lazo creado, al paso de los años, es lo único que nos hace seguir adelante.

1 comentario:

  1. Fernando jamás me atrevería a criticar el trabajo de un artista. Es un placer y un gusto poder darte mi opinión de Lazos Mecánicos. Qué hermoso es leer entre líneas y descubrir la esencia del mensaje.
    Darme cuenta cómo en la mente de un hombre se concibe y entrelazan dos ideales. Sigue escribiendo, que éste sea el comienzo de un camino lleno de éxitos.
    Gracias por compartirlo.

    María Luisa.

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