17 de marzo de 2012

Surge SL

Heme aquí que soy SL. No he venido de tan lejos como ningún otro hombre de a pie o de a ruedas, que aquí es mi semejante. Descubrí mi vida filosófica en mi juventud temprana y entonces traté siempre de explicarme el porqué y las razones de la vida, el tiempo, la muerte, el comportamiento del ser en la existencia y todas esas extrañezas -claro todo esto mientras el rock & roll crapulaba mis noches-. Aprendí que a la 'filosofía dura' lo mejor es mirarla de reojo, tenerla suculentamente escondida bajo la almohada, deshebrarla y devorarla de a poco, tocarla sólo de vez en cuando y cuando -porque todo es tiempo-, y cuando el instante en que descubres que no eres nada de lo que pensabas, que no sabías nada de lo que conocías, que te revolcabas en una ignorancia fruto de oídas o lecturas de otros libros de barata calidad y pseudo-filosofía que además se precia de ser profética, te disuelves en el mundo con una extraña angustia llena de dudas imposibles de resolver en el tiempo, en el 'cuando'. El instante del entendimiento no lo veo en esa filosofía dura y extraña aunque inquietante y provocadora. El instante lo fijo en la poesía, que es el hilo conductor de mi alma, luna de mis deseos. Sólo soy un filósofo que encuentra el sol temprano en la poesía, en el sueño. Un filósofo que surge del sueño de otro, en el propio signo que yo soy. Soñador ardiente de mentales lujurias, hereje por mero diablo cuestionador, descalzo, cobijado por las grietas del universo y sordo como mi palabra seca. Un filósofo zambullido en la literatura y lleno de poesía. Así surgió mi SL que soy.

Por: SL    

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