Érase una vez, una chica infeliz,
Que vivía sola, sola consigo misma,
Y no vivía con nadie,
Por eso era infeliz.
Érase una vez, un chico enamorado,
Que era todo un desdichado,
Y sobre todo era ignorado;
Por eso estaba enamorado.
Érase una vez, una historia,
Sin un final redactado,
Pero donde alguien sufría al fin y al cabo,
Por eso… por eso era una historia.
Érase una vez, un poema frágil,
Que dolía en cada letra,
Porque me contaba la cruel realidad,
Por eso era un poema frágil.
Una historia triste, pero como tú dices, sin final redactado... El sufrimiento podría quedar atrás. ¡Gracias por escribir!
ResponderEliminarSiempre es bueno saber que a pesar de que las cosas se vean mal, no hay un punto final fijo, y podemos revertir lo escrito y transformarlo en algo bueno, dichoso. Muchas Gracias por el comentario :)
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